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Perfil del sindicalismo en Colombia

Marcado por dolor y críticas, ¿dónde está el movimiento sindical hoy?

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Sindicalismo en Colombia cumple 170 años de lucha
05 de noviembre de 2017
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11.576
organizaciones sindicales registrados en el Archivo Sindical del Ministerio del Trabajo.

“El capitán dio la orden de fuego y 14 nidos de ametralladoras respondieron al acto”, relata Gabriel García Márquez en Cien años de Soledad el momento que sucedió, entre el 5 y 6 de diciembre de 1928, a los nueve puntos del pliego petitorio de los 10 mil trabajadores en huelga de la United Fruit Company.

Más respeto a las mujeres, mejores condiciones higiénicas en el trabajo, recibir un salario, en lugar de vales, eran algunas de las demandas que desembocaron en más de 2.500 personas muertas, o más de tres mil, como “fue todo cuanto dijo José Arcadio Segundo”.

Pero la empresa utilizaba, después de 29 años de haber desembarcado en la cálida zona bananera, el sistema de subcontratistas. Luego del episodio penoso, una nueva negociación, recorta a la mitad los salarios, según cuenta el historiador Mauricio Archila en una publicación de la Revista Credencial Historia.

Serían la memoria colectiva, la literatura y el discurso político los encargados de convertir en un hito lo que fue un fracaso de la protección sindical en Colombia a 81 años de haberse creado el primer sindicato.

En 1847, en Bogotá, un grupo de artesanos se manifiestan para que sus productos compitan en las mismas condiciones que los importados. Crean la Sociedad de Artesanos de Bogotá, para presionar un alza en impuestos de aduana, otra lucha que deja un saldo de miles de muertos, en su mayoría ellos mismos y campesinos. A esa primera organización, Roberto Junguito, exministro de Hacienda, le agrega la connotación gremial.

“El primer sindicalismo en el país fue de mucho sacrificio, porque el empresariado y el Estado ejercían un control de presión. Estos tenían alguna influencia de lo que sucedía en Europa con la Revolución Industrial ”, explicó el especialista en asuntos laborales y docente de la Universidad Nacional, Gerardo Arenas.

Pero el primer sindicato que se constituye legalmente, en 1909, es la Sociedad de Artesanos de Sonsón, municipio del Oriente antioqueño. Y en 1935, se fundaría la primera central obrera, la Confederación Sindical de Trabajadores (CST).

Unos 130 años después de la primera expresión de los artesanos, otra vez en Bogotá, Alfonso López Michelsen califica de ilegal el paro convocado por cuatro centrales sindicales en busca de mejores condiciones laborales. Entonces, se dice que lo que se convirtió en un paro cívico nacional fue otro “Bogotazo”, comenta Héctor Vásquez, fundador de la Escuela Nacional Sindical (ENS).

¿Cuántos hay?

Al 9 de agosto, 170 años más tarde de la creación del primer sindicato, aparecen inscritos en la base de datos del Archivo Sindical del Ministerio del Trabajo 11.576 organizaciones de primer grado, de las cuales se encontraban canceladas 870; 271 federaciones, 56 canceladas; y diez confederaciones (ver Cómo funciona).

Vásquez dice que la tasa es de 4,2 %; solo 4,6, de cada 100 de los trabajadores, pertenece a sindicatos, y la mayor parte son del sector público.

El presidente de la Confederación General de Trabajadores (CGT), Julio Roberto Gómez Esguerra, afirma que difícilmente llega al 7 %, “es decir el 93 % de la Población Económicamente Activa (PEA) no está organizada en sindicatos, “lo que hace que haya debilidad, que solo se ve rescatada por el trabajo que se hace particularmente en el sector público. Pero, ahí estamos, defendiendo los derechos de la clase trabajadora”.

Por otro lado, la Federación Colombiana de Trabajadores de la Educación (Fecode) es la más grande organización sindical gremial de segundo grado, con una cobertura de 270 mil docentes afiliados, de los cerca de 312 mil al servicio del Estado. Nacida en 1959, es el 50 % del total de afiliados a la Central Unitaria de Trabajadores, que surgió en 1986, el mismo año del accidente de Chernóbil, Ucrania, como una alternativa a la desaparición de la poderosa Unión de Trabajadores de Colombia (UTC), muerta y opacada por corrupción.

Por sectores, electricidad, gas y agua son los que más acaparan los sindicatos, con una tasa del 15 %, seguido por el sector financiero (12 %).

También la minería y la extracción de petróleo concentran una porción significativa, con una de las organizaciones más antiguas y robustas; la Unión Sindical Obrera (USO), que surge por el mal trato de la Tropical Oil Company.

Entre 1922 y 1923, fue fundada bajo el nombre de Sociedad Unión Obrera, seis años luego del arribo de la compañía al Magdalena Medio: “Ha llegado la altanería de algunos empleados americanos hasta el punto de que, en alguna ocasión, uno de ellos, Mr. W. H. Dawies, dijo que los colombianos no merecíamos otra cosa que ser esclavos”, denunciaba entonces el ministro de Obras Públicas que visitaba la región, citado por USO.

Hace 94 años, ese sindicato contaba con 1.500 afiliados y hace 93, con 300.011. Según estimaciones de Vásquez, hoy agrupan cerca del 50 % de los trabajadores del sector.

Tasas de sindicalización

En cambio, indicó que la industria tiene menos de 2 % de sus trabajadores sindicalizados; el comercio, 1,5 %, y la construcción, menos de 1 %. En países nórdicos la tasa de sindicalización alcanza incluso el 90 %. En América Latina, las más altas están en Uruguay (más del 60 %), Argentina (entre 40 % y 50 %) y Brasil (30 %). En México, señala Vásquez que el sindicalismo es muy controlado por el Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Acciones empantanadas

El paisaje nublado en Colombia ha sido explicado por una excesiva ideologización política y una atomización sindical por el exagerado uso de la figura del derecho de asociación, que ha terminado por mermar la influencia de sindicatos grandes.

Ese auge de sindicatos minoritarios se debe a diferencias con los más grandes o a que buscan estar amparados por el fuero sindical, que según el Código Sustantivo del Trabajo “es la garantía de que gozan algunos trabajadores de no ser despedidos, trasladados ni desmejorados en sus condiciones de trabajo, sin justa causa (...)”.

Tampoco hay claridad sobre cuántos sindicatos están realmente activos, pues notifican su creación ante el Ministerio del Trabajo (una personería jurídica que se adquiere de forma automática), pero no cuando se disuelven y liquidan. Incluso se ha llegado a comentar que algunas federaciones tienen entre sus afiliados sindicatos inexistentes.

Por otro lado, se les ha criticado por “confundir” el derecho a la huelga con la protesta pública, “bloqueando o perjudicando la estabilidad económica del país o de la rentabilidad de las empresas”. Y también que deja un saldo en el que la población es la más vulnerada.

Ese ha sido el caso de Avianca que, a 40 días de la huelga de pilotos de la Asociación Colombiana de Aviadores Civiles (Acdac), reporta 2,5 millones de dólares diarios en pérdidas. Ha significado más de 12.000 millones de pesos para los hoteles y para las agencias de viajes, 37,8 millones de dólares. Y aún no hay solución a la vista.

También lo fue el paro de Buenaventura, que luego de más de 20 días, dejó un saldo de 300 mil millones de pesos en pérdidas.

En este escenario, los compromisos laborales y económicos no solo recaen en el trabajador, sino en la empresa y el Estado

Infográfico

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