La evidencia internacional sugiere que asuntos como la inversión en capital financiero para el impulso de ideas innovadoras y el desarrollo de nuevos proyectos productivos; el aprendizaje y la formación de capital humano especializado; el aprovechamiento de las fuentes internacionales de tecnología relacionadas con las exportaciones de productos con alto valor agregado y el funcionamiento adecuado de los sistemas nacionales de innovación; representan la infraestructura necesaria para el diseño de una política de transformación productiva que promueva la capacidad de innovación nacional al servicio del crecimiento y el desarrollo económico y social en los países Esta infraestructura debe tener como objetivo central, la mejora en la productividad de los factores como un asunto importante para consolidar nuevos motores de crecimiento, anclados en el desarrollo de sectores modernos, dinámicos, complementarios entre sí y con una importante base tecnológica que permita integrar las nuevas empresas con las ya existentes, aprovechando las potencialidades de los territorios. Para lograr lo anterior, desde la perspectiva de la política pública, la educación, la ciencia, la tecnología y la innovación, deben estar en el centro de la transformación productiva como pilares del desarrollo empresarial y el emprendimiento. La verdadera innovación se produce cuando las ideas de cambio materializadas en nuevos productos, servicios o procesos, se traducen en la generación de empleo permanente y de buena calidad; en el desarrollo sostenible que facilita una adecuada explotación de los recursos naturales; en la conquista de mercados internacionales; en externalidades positivas que permitan el impulso a la creación de empresas productivas, y a lograr que las empresas que hoy mueven la economía, sean productivas, rentables y sostenibles. En todo este proceso, el papel de los gobiernos en sus diversos niveles resulta trascendental para lograr estos propósitos. Urge la obligación de buscar una integración efectiva entre todos los actores que conforman los ecosistemas para la transformación del conocimiento y la innovación, representados en Centros de Investigación, Sena, Colciencias, Incubadoras de Empresas, Centros de Investigación y Desarrollo, Gremios y Sindicatos; para alcanzar resultados visibles y de impacto. Es la hora de avanzar y dejar de lado mucho discurso sobre este tema. Hoy se demanda que todas estas instituciones estén alineadas alrededor de un mismo propósito, aportando lo que corresponde en una determinada cadena de valor donde se integren los intereses individuales con los del Estado. Bajo este esquema, la innovación para la transformación se fortalece mediante alianzas público privadas, trabajando de la mano con proveedores, con las necesidades de los clientes, protegiendo los bienes públicos, respetando el medio ambiente y realizando una adecuada planeación de largo plazo. En materia de financiamiento, el país todavía está lejos de tener una infraestructura adecuada para la innovación, no sólo en materia fiscal, sino también a nivel del crédito. Se requiere de un salto importante que posibilite que los recursos provenientes de la Cooperación Internacional, los Fondos de Capital Semilla y los Ángeles Inversionistas, entre otros, se acompañen de una eficaz política crediticia pública y privada en términos de plazos, intereses y niveles de riesgo. En estos tiempos, es fundamental que el crédito al sector privado este en función de los ciclos productivos de las empresas, de sus necesidades de internacionalización y de sus procesos de modernización, reconversión e innovación. Las cifras muestran que mientras el crecimiento promedio del crédito al sector privado en Colombia ascendió al 42% del PIB en los últimos 10 años, países como Panamá, Chile y los de Europa y Asia Central, dedicaron en este periodo, más del 80% de su PIB. La coyuntura reciente demuestra la crisis del modelo de crecimiento en el país basado en el auge del sector minero-energético. La sola caída de la renta petrolera señala la urgente necesidad de encontrar nuevas fuentes de crecimiento, de allí la importancia de insistir en la necesidad de una real transformación productiva sobre la base de la innovación y el conocimiento....