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Después de haber caído 13 % en 2016, la inversión directa extranjera (IED) debería aumentar un 10 % en el ámbito global durante 2017, aunque la incertidumbre ligada al brexit y a la nueva administración de Donald Trump podrían frenarla.
El año pasado se estimó que las IED totalizaron flujos de 1,52 billones de dólares, por debajo de lo calculado en 2015 (1,75 billones), mientras en 2014 fue de 1,27 billones.
Así lo estimó la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad, por sus siglas en inglés), instancia de Naciones Unidas, al proyectar que este año las IED deberían recuperarse por aumento de las materias primas y de la mejora de la industria manufacturera, indicó el secretario general de la Unctad, Mukhisa Kituyi, informó AFP.
“Sin embargo, quedan muchas incógnitas sobre qué comportamiento tomarán las futuras políticas económicas que podrían frenar las IED a corto plazo”, añadió el funcionario en el reporte.
Según el director de la División de Inversiones y Empresas de la Unctad, James Zhan, hay que tener en cuenta que es un año electoral en algunos grandes países europeos y eso aumenta la incertidumbre de las políticas comerciales y de inversión, de las políticas fiscales y de las políticas en materia de competencia.
“También hay una nueva administración en Estados Unidos y todavía no sabemos lo que pasará (...) También hay gran incertidumbre por el Brexit”, aseguró.
Los países con mayores entradas de IED el año pasado son Estados Unidos (385 mil millones de dólares), Reino Unido (179 mil millones) y China (139 mil millones).
Por regiones, la IED subió en Norteamérica (6 %), se estancó en África (-5 %) y cayó en Europa (-29 %), regiones en desarrollo de Asia (-22 %) y en América Latina (-19 %).
A la realidad de esta última región han contribuido la recesión económica y los bajos precios de materias primas, que representan sus principales exportaciones y que sólo recientemente se han empezado a recuperar.
Sobre la posibilidad de que las políticas avanzadas por la nueva Administración en Estados Unidos para retener las inversiones dentro del país e incitar a las multinacionales a repatriar sus ganancias tengan un efecto negativo en los flujos de inversiones hacia Latinoamérica, Zhan descartó en gran medida este riesgo, agregó EFE.
“Si lo analizamos, una gran parte de inversiones extranjeras directas en Latinoamérica proviene ahora de Europa y Asia, incluyendo de China, por lo cual una eventual reducción de los flujos provenientes de Estados Unidos no le afectaría excesivamente”, analizó.
Lo que sí tendría un impacto perjudicial, concluyó el funcionario, sería que las compañías multinacionales europeas o asiáticas no estén en buenas condiciones.