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El camino para lograr mayores niveles de competitividad está determinado, en buena medida, por los avances de los países en materia de ciencia, tecnología e innovación. Aquellos países que han mejorado su capacidad de innovación ocupan hoy los primeros lugares en competitividad.
La capacidad de innovar está estrechamente ligada a la capacidad de crear conocimiento nuevo por medio de la investigación científica y aplicarlo a través de la tecnología, bien sea usando los métodos de la ingeniería o de las ciencias sociales.
Alemania
Este país ha sido un caso interesante toda vez que ha sabido desarrollar su capacidad innovadora y ha aprovechado las ventajas de la creación de conocimiento para desarrollar industrias de base tecnológica y servicios basados en conocimientos.
Algunos indicadores así lo muestran. Por ejemplo, en el Índice Global de Competitividad del Foro Económico Mundial (FEM), Alemania ocupa el quinto puesto entre 144 países. Si se observan los lugares que ocupa Alemania en relación al factor de la innovación propiamente dicho, se destaca el cuarto lugar en capacidad de innovar, el quinto lugar en la calidad de las instituciones de investigación científica, el octavo lugar en el gasto de las compañías privadas en investigación y desarrollo, entre otros.
Detrás de esta clasificación ha habido una política clara del gobierno alemán en los últimos diez años orientada a la promoción del desarrollo basado en innovaciones y producción de conocimientos. La promoción se ha dado de manera directa y a través de incentivos tributarios.
Alemania exhibe el mejor y más grande sistema de innovación de toda Europa Occidental. Del área correspondiente a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde), representa el 9 por ciento del gasto en investigación y desarrollo. Asimismo, cuenta con el 8 por ciento de las publicaciones científicas y el 12 por ciento de las patentes. Este país pasó de tener un gasto en actividades de investigación y desarrollo de 2,8 a 3 por ciento del PIB en los últimos dos años.
Grecia
Este país es otro caso interesante pero que actúa en sentido contrario al de Alemania. En el caso de Grecia, ha habido, además de un manejo macroeconómico inadecuado, falta de foco a la hora de diseñar una estrategia innovadora.
No todos los países tienen las mismas condiciones como para desarrollar innovaciones radicales. Grecia ha debido desarrollar una política de innovaciones incrementales orientadas a los sectores que tengan ventaja comparativa. Es quizá por esta razón que Grecia ocupa apenas el lugar 81 entre 144 países y, como factores asociados al desarrollo de la innovación, por ejemplo, en el relacionamiento de las universidades con la industria ocupa el puesto 111 y en materia de calidad de las instituciones de investigación científica ocupa el puesto 70.
En síntesis, hay factores que determinan la innovación y que contribuyen al desarrollo de los países, como es el caso de la infraestructura física o de los aspectos institucionales.
Sin embargo, pensando en un modelo de desarrollo basado en conocimientos e industrias de base tecnológica o de alto valor agregado, el foco debe estar en la relación entre la ciencia y la tecnología que, a su vez, dependen de un sistema educativo proclive a las actividades que requieran importantes acciones de innovación.
*Rector U. de Antioquia