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Medicinas de contrabando, dolor de cabeza sin cura

El fenómeno no es exclusivo del país, pero su efecto no solo se siente en el sector. Se pone en riesgo la vida.

Medicinas de contrabando, dolor de cabeza sin cura
29 de marzo de 2015
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La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que la inquietud por la calidad de los medicamentos es tan antigua como los medicamentos mismos, pero solo hace 30 años el problema de los medicamentos falsificados se abordó por primera vez a nivel internacional.

La propagación rápida de los medicamentos adulterados en muchos canales nacionales de distribución es una preocupación y en Colombia, obviamente, el tema no es una excepción.

Francisco de Paula Gómez, presidente de la Asociación de Laboratorios Farmacéuticos de Investigación y Desarrollo (Afidro), explica que actualmente el problema es muy grave, agudizado porque hay condiciones que fomentan, particularmente, el contrabando de medicinas desde países vecinos.

“Las enormes distorsiones cambiarias que hay en la frontera con Venezuela, por ejemplo, hace que los medicamentos en ese país sean artificialmente más baratos que en Colombia, y porque ese tipo de productos están subsidiados allá”, precisa el dirigente.

Afidro añade que hay un flujo de contrabando permanente y hay redes criminales dedicadas a esa actividad. “Llega de todo y es muy grave porque son productos que son tratados como cualquier mercancía, deben ser escondidos, atravesar por desiertos y zonas calientes en condiciones de humedad inadecuadas, mezclados con otro tipo de productos”.

Gómez insiste en que los medicamentos no son cualquier clase de producto, máxime si son medicinas delicadas que requieren un manejo más delicado como cadenas de frío, luminosidad específica e incluso la cercanía con otro tipo de elementos puede desnaturalizarlos.

Pero, ¿de qué tamaño es el problema? No hay manera de medir una acción que es criminal, por lo que una esperanza en la mitigación de este fenómeno es que el Congreso apruebe el proyecto de ley que castigará el contrabando, así como la actividad de falsificación de medicamentos. “Colombia, en las dos últimas décadas, ha estado siempre entre los diez países del mundo en los que más se falsifican las medicinas”, agrega Afidro.

Llamado general

Para la Asociación de Droguistas Detallistas (Asocoldro) la voz de alerta ante los medicamentos de contrabando no solo concierne a Colombia y ante ese flagelo es necesario que el llamado de alerta sea para los gobiernos de América Latina.

Este gremio alertó recientemente a las autoridades aduaneras, policiales y a otros gremios, para salirle al paso al alto flujo de contrabando que se viene observando en el continente, que se traduce en la falsificación, manipulación y alteración de medicamentos.

La denuncia fue hecha por la directora Ejecutiva de Asocoldro Alba Rocío Rueda, quien sostiene que “un número importante de medicamentos que se encuentran hoy en las droguerías de las zonas fronterizas de Colombia, no cuenta con el registro sanitario, como garantía de calidad a los usuarios”.

Este señalamiento coincide con el trámite que en el Congreso se está dando a la ley anticontrabando y que tiene como ponente al senador Manuel Enríquez Rosero, con quien este diario intentó conversar para conocer los avances de la iniciativa.

Entre tanto, la señora Rueda considera que si Colombia está inmersa en la aplicación de los Tratados de Libre Comercio (TLC), debe construir una política de Estado frente a la falsificación, la adulteración y suplantación de medicamentos. “Es una problemática que las autoridades la perciben, pero la atienden como si fuese un contrabando de ropa o de electrodomésticos. El contrabando de medicamentos, afecta la salud pública. Afecta al paciente y coloca en peligro su calidad de vida”.

Apoyada en investigaciones de varias universidades latinoamericanas, la dirigente asegura que el contrabando de medicamentos no solo está alterando de manera significativa el Producto Interno Bruto (PIB), de países como Colombia, sino que está afectando a sus pares de Ecuador, Venezuela, Perú y Bolivia, lo que repercute de manera directa e indirecta en un mercado, “donde el único damnificado es el usuario. Los hombres, mujeres y niños que en un acto de buena fe compran medicamentos adulterados”.

La Asociación demandó del Gobierno un mayor control en la compra de medicamentos. “Debemos dejar el folclor. Es importante blindar la salud de los colombianos, a partir de la verificación de la compra legal de medicamentos. Sitios reconocidos. Productos de calidad con registro sanitario”, añade Rueda.

El gremio destaca que durante más de dos décadas su trabajo ha desarrollado una tarea de prevención, de capacitación y educación del droguista detallista, impactando a más unas seis mil droguerías afiliadas en el país, teniendo como eje Bogotá, la Costa Atlántica, la Costa Pacífica y departamentos como Putumayo y el Amazonas.

“Sin bien la asesoría técnica que prestamos a los agremiados para entregar productos de calidad ha sido integral y constante, el fenómeno del contrabando sigue afectando. Lo que se requiere, es el acompañamiento del Gobierno a través de un apoyo de las autoridades, de sensibilización y de prevención”, comenta Rueda.

La agremiación es reiterativa en que los gobiernos deben cerrar filas contra el contrabando de medicamentos, porque “esto tiene como único fin proteger al paciente, al ciudadano. Además, se debe impedir que el paciente se autoprescriba y automedique, que es algo que puede generar situaciones complejas, que pueden convertirse en una bomba de tiempo en el continente”, advierte la dirigente.

Lo que se ve en Antioquia

En Antioquia se han identificado medicamentos de contrabando provenientes principalmente de Ecuador, Venezuela y México, según afirma la Secretaría Seccional de Salud y Protección Social.

“Es importante recalcar que una de las implicaciones de adquirir medicamentos de contrabando es que no hay forma de garantizarle al consumidor el principio activo del medicamento, pues las condiciones en las que son transportados y manipulados por los contrabandistas, pueden alterarlo”, insiste el despacho.

Luz María Agudelo, jefa de esa Secretaría, advierte que a un medicamento de contrabando tampoco se le puede realizar la trazabilidad. “El contrabando no sólo afecta el sistema comercial legal, sino también la institucionalidad y especialmente pone en riesgo el bienestar y la vida de los consumidores”.

Sin revelar cifras, la funcionaria dice que los decomisos de medicamentos de contrabando los realiza la Policía y la Secretaría Seccional de Salud y Protección Social, en las visitas que se realizan a farmacias, depósitos, tiendas naturistas y distribuidores minoristas.

Sobre los principales tipos de medicamentos de contrabando que más se identifican en Antioquia figuran los anticonceptivos, leche maternizada, analgésicos, antiinflamatorios, antibióticos, productos de alto costo destinados para tratar el cáncer, el VIH/sida y otras enfermedades.

“Para reconocer un medicamento alterado, se le recomienda a los usuarios revisar en el empaque que tenga registro sanitario, número de lote, datos de importación. Que la etiqueta no esté alterada y su texto sea nítido, que no tenga adhesivos sobre la etiqueta original, que tenga las contraindicaciones y las condiciones de venta (bajo venta libre o fórmula médica)”, explica.

Frecuentemente la Secretaría recibe alertas emitidas por el Ministerio de Salud y el Invima sobre ciertos medicamentos que están siendo objeto de contrabando. Una vez el equipo de la dependencia conoce esa alerta, notifica a sus profesionales para que estén atentos en las visitas de control y vigilancia.

Otro método de trabajo de la autoridad seccional es emitir alertas cuando conoce algún caso irregular, además establece contacto directo con otros entes de control y los laboratorios, para investigar la procedencia de ciertos medicamentos presuntamente irregulares.

Finalmente, el equipo de la Secretaría Seccional de Salud y Protección Social de Antioquia, que se encarga de realizar el trabajo de control y vigilancia para identificar irregularidades con los medicamentos, hace parte de la Dirección de Factores de Riesgo.

El caso de Medellín

En la capital antioqueña lo que más se observa es la comercialización de medicamentos de alta rotación, de venta libre (marcas Dolex y Aspirina) mientras en los formulados no es tan frecuente el fenómeno.

Guillermo Mesa Vásquez, coordinador de la Red de Droguerías Droxi, sostiene que el problema es más común en las tiendas de barrio, que son canales de venta con un nivel de control menor al que tienen las farmacias.

“Desde la Seccional de Salud hay un control muy fuerte para las droguerías, mientras con los tenderos son menos estrictos. En las farmacias hay que llevar actas de recepción y garantizar la trazabilidad del producto. Además el droguista va a la universidad y generalmente es un químico farmacéutico, es un regente de farmacia o tiene una formación académica importante que le permite ofrecer una dispensación de medicinas más responsable”, manifiesta Mesa.

También es frecuente en Medellín encontrar productos de aseo personal de contrabando que llegan de Venezuela, con una diferencia de precios de hasta un 50 por ciento.

Convenio por la legalidad

Desde el año de 2011 existe en Colombia el Convenio por la Legalidad de Medicamentos, una iniciativa que busca combatir la comercialización fraudulenta de medicamentos, es decir falsificados, adulterados, vencidos, de contrabando y hurtados.

La estrategia ha concentrado sus esfuerzos en capacitar, sensibilizar y promover la denuncia de malas prácticas relacionadas con la comercialización y dispensación de medicamentos entre los diferentes agentes del sector farmacéutico como propietarios y directores técnicos de establecimientos farmacéuticos mayoristas y minoristas, responsables de la dispensación de medicamentos en los servicios farmacéuticos pertenecientes a las EPS e IPS de la red pública y privada, y ante las autoridades de Vigilancia y Control del orden nacional, departamental y municipal.

“Es imperioso fortalecer los mecanismos de reacción frente a las prácticas ilícitas en materia de medicamentos, patrocinadas en su mayoría por organizaciones delictivas que, sin pensar en el daño que causan, obtienen sus ingresos a costa de la vida y salud de miles de personas”, insiste el presidente de Afidro.

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