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La Cámara de Comercio de Medellín y la Asociación Nacional de Empresarios, revelaron cifras que dan cuenta de un ambiente de buena salud en el sector textil-confección, que contrasta con el escenario de catástrofe y mortandad empresarial que describió la semana pasada la Cámara Colombiana de la Confección (CCC).
Este último gremio afirmó, a través de su vicepresidente, Enrique Gómez Giraldo, que aglutinan a 1.850 empresarios del país, generan 850.000 empleos formales e informales y concentran, más o menos, el 50 por ciento de la producción de este renglón manufacturero. El dato más alarmante que dio el empresario, dueño de marcas como Babalú y Tarrao, es que desde noviembre de 2016 la crisis de esta actividad productiva se tradujo en la desaparición de 3.200 pequeñas y medianas empresas.
¿Y tienen los nombres de todas las empresas que han desaparecido?
“Son pequeñas y podemos conseguir sus nombres. En un solo barrio pueden haber 80 o 100”, le dijo Gómez Giraldo a EL COLOMBIANO, quien se ratificó en que la cifra de semejante mortandad obedecía a cálculos de la Cámara Colombiana de la Confección.
La Cámara de Comercio de Medellín para Antioquia mostró una cara distinta. En el 2016 apenas se liquidaron en esta región 68 empresas del ramo textil-confección, con activos de 7.627 millones de pesos. Sin embargo, la inversión neta fue positiva en 14.240 millones de pesos, dado que 376 empresas registraron inversiones por 21.867 millones de pesos.
A julio de este año solo se habían liquidado 36 empresas de la actividad textil-confección, con 755 millones de pesos. Sin embargo, se constituyeron 190. Si a estas últimas se adicionan las que incrementaron su capital, se llega a 218, que movieron en total 17.306 millones de pesos.
Como quien dice, al sumar las creadas y las que subieron el capital, y restar las que desaparecieron, la inversión neta arrojó, a julio de este año, un valor positivo de 16.306 millones de pesos.
En exportaciones, los grandes textileros crecieron 23,7 por ciento entre enero-junio, respecto a igual período de 2016. Las de las pymes, cayeron 6,3 por ciento. En confecciones, grandes y chicos descendieron, 5,6 y 9,3 por ciento, en su orden.
Para la Andi, “la industria textil-confección no está en cuidados intensivos ni en jaque, sí estamos atravesando una difícil situación pero esperamos tener unos resultados positivos en el segundo semestre. Las medidas que está tomando el Gobierno nos abren un camino muy esperanzador, el cual esperamos se concrete en mejores condiciones que nos permitan construir competitividad”.
Así lo declaró el gremio, en comunicado de prensa, a través de Juliana Calad, directora de la Cámara de Algodón, Fibras Textiles y Confecciones.
La Andi y la CCC coinciden en que uno de los grandes problemas del renglón textilero-confeccionista es el contrabando, de lo que se derivó una invitación a todos los colombianos a que crean en la industria nacional y consuman sus productos.
Los reclamos de la CCC coincidieron con el anuncio de Fabricato de que silenciará sus plantas entre el 26 de agosto y el 10 de septiembre de 2017, debido a condiciones negativas de la economía, el debilitamiento de los aranceles de importación y el contrabando de textiles. Ambos solicitaron la intervención del Gobierno, que agilizó el anuncio de medidas proteccionistas.
La Andi, al referirse a las decisiones estatales sobre el ramo textil, como el umbral de precios para la importación de ese tipo de bienes, las calificó de positivas y anticipó que contribuirán al mejoramiento del sector, pues “ayudarán a controlar la subfacturación y el contrabando de fibras textiles, hilados y textiles” .