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La capacidad de creación de empresas por parte de los antioqueños es reconocida en el país. Es así como en los últimos 12 años (2005-2016) se crearon 228.638 unidades productivas, la mayor parte de ellas (98,73 %) clasificadas como microempresas.
Con semejante dinámica, 19.000 empresas nuevas en promedio por año, el reto que surge es cómo lograr que estas crezcan, afronten los desafíos y perduren en el tiempo (ver gráficos).
Los datos entregados por la Cámara de Comercio de Medellín en su más reciente informe “Permanencia empresarial en Antioquia” no son halagüeños: en promedio, al cabo de tres años un 34,75 % de las empresas ha cerrado; tras siete años lo ha hecho el 49,83 %; y 12 años después ha desaparecido el 55,57 %, es decir, que menos de la mitad, un 44,43 % de las empresas, supervive.
Otro hallazgo del reporte señaló que la tasa de supervivencia varía con el tamaño inicial de la empresa. Por eso el mayor porcentaje de liquidaciones respecto al número inicial de empresas se observa en las microempresas (43,41 %), seguidas de la gran empresa (19,82 %), de la mediana (17,60 %) y, finalmente, de las pequeñas empresas (14,74 %).
“Lo anterior se explica por la menor posibilidad de apalancamiento financiero a partir de menores activos de las microempresas, lo que limita la adquisición de capital de trabajo o el desarrollo de procesos innovadores y la contratación de recurso humano altamente calificado. Todo esto las hace más vulnerables ante condiciones cambiantes del entorno y ante el mercado donde ellas desarrollan su actividad”, se lee en el texto (ver Glosario).
Desde la óptica de la Cámara de Comercio de Medellín lo que se observan son grandes oportunidades para ampliar el impacto de los programas de fortalecimiento empresarial. Por esa vía se potencian capacidades reales de los emprendimientos y que estos puedan enfrentar al mercado y a la competencia.
Para lograr esos propósitos se recomienda aplicar medidas que promuevan un entorno propicio para la competitividad y de consolidación de las empresas en el tiempo.
“Ante un escenario en que los primeros tres años de las nuevas empresas constituyen un período crítico, se hace necesario brindar apoyo a las empresas más jóvenes y de menor tamaño y con potencial de crecimiento”, indica el informe.
Agrega que solo así podrán implementarse mejoras en procesos e impactar positivamente la productividad y la innovación. Esa ruta facilita alcanzar un tamaño que ofrezca mayores “posibilidades de permanencia en el mercado”.
Para la firma cazatalentos Performia, el hecho de que las nacientes empresas puedan tener un muy buen producto o incluso una buena estrategia, no les garantiza éxito.
“Muchas empresas atribuyen su fracaso a factores externos tales como impuestos, la situación económica del país, la competencia fuerte, entre otros. La verdad es que si tuvieran un personal altamente productivo y una tecnología administrativa funcional, estos factores serían fáciles de manejar”, sostuvo Jairo Pinilla Gutiérrez, director de Performia Colombia.
A juicio del experto, tener vendedores que no vendan y personas que no produzcan bien y a tiempo el producto final de la empresa son factores que, a mediano o largo plazo, condenan una organización al fracaso. Finalmente, insistió en que “la selección de personal es fundamental para la supervivencia de las empresas”.
Desde la Cámara de Comercio del Aburrá Sur, su presidenta Lylliam Mesa Arango, aseguró que un alto porcentaje de la mortalidad de las empresas está asociada a la tramitología a que están sometidos los emprendedores.
“Los empresarios, interesados en constituir una sociedad, deben ir de entidad en entidad para hacerlo. A eso, debe agregarse la inseguridad jurídica y el cambio permanente de las reglas tributarias y laborales”, manifestó.
Para afrontar esos desafíos, la Cámara implementó el programa Emforma, que ofrece asesoría constante a los emprendedores, así como las Brigadas de Formalización que orientan a los empresarios sobre los trámites y obligaciones que deben cumplir.