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Directivos de construcción de la Refinería de Cartagena (Reficar) y la firma estadounidense Chicago Bridge and Iron (CB&I) mantienen contactos para lograr un acuerdo ante lo que pretende la primera que reconozca la segunda por costosas ineficiencias en la nueva planta de refinación y que terminará costando 8.016 millones de dólares.
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Juan Carlos Echeverry Garzón, presidente de Ecopetrol, dueña de Reficar, durante una rueda de prensa, ayer en Bogotá, se abstuvo de revelar, debido a temas legales, a cuánto asciende la “cifra sustancial”. Pero explicó que se lleva desde junio de 2012 una cuenta detallada sobre lo que se decidió reclamar a la firma responsable de la construcción, pero solo una vez concluyeran las obras.
Estas nuevas explicaciones surgen quince días después de que la Contraloría anunciara una auditoría, pues en sus cuentas la modernización de Reficar terminó costando el doble de lo presupuestado.
Ya se le sumó la Fiscalía con inspecciones judiciales de la Unidad Anticorrupción y la Procuraduría investiga a doce altos directivos y exdirectivos de Reficar y Ecopetrol.
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El presidente de la petrolera de mayoría estatal también informó que no se logró un acuerdo en los primeros acercamientos entre los abogados y técnicos de Reficar y CB&I, de septiembre a enero pasado.
Si ahora los directivos del tema constructivo no llegan a un arreglo, “en uno o dos meses” se reunirán las cabezas de ambas compañías. Pero si tampoco concilian, se abren las puertas para un tribunal de arbitramento.
Allí se zanjarían diferencias, aportando pruebas, ante los reclamos de Reficar y Ecopetrol en asuntos como gerencia deficiente, baja productividad, pobres supervisión de campo, exceso de personal, cambios de ingeniería no planificados, compras retrasadas, entre otros aspectos mencionado por Echeverry
“Como Reficar aspiramos que sí haya acuerdo con CB&I. Creo que ninguna de las partes quiere meterse en un arbitraje internacional que puede tomar años y costar mucho dinero”, agregó el presidente de Reficar, Reyes Reinoso Yánez.
Frente a que la filial en Colombia de CB&I se declaró en insolvencia y fue intervenida por la Superintendencia de Sociedades, Echeverry aclaró que esto en nada interfiere en caso de ir al tribunal de arbitramento, pues el contrato es con la matriz, con sede en Houston (Estados Unidos).
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Diferencias de vieja data
El contrato con CB&I fue una de las “herencias” que dejó Glencore cuando decidió, en plena crisis mundial, desistir de construir el proyecto, por lo que Ecopetrol decidió recomprar su 51 por ciento de propiedad.
Con el control de Reficar, ¿por qué no se revocó el contrato con CB&I? El ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, respondió ayer que la junta directiva de Ecopetrol de ese entonces, de la que era parte (representante de minoritarios), concluyó que revocarlo llevaría a demandas y probablemente perdería la petrolera, generando serias contingencias.
“Como vimos que CB&I tuvo tantas fallas, desde ese momento se empezó a preparar con un equipo de abogados la reclamación, porque sabemos que buena parte de esos sobrecostos están asociados a ineficiencias de CB&I”.
Sobre estos y otros cuestionamientos, EL COLOMBIANO intentó comunicarse con voceros de la firma estadounidense, pero al cierre de esta edición no obtuvo respuesta.
Junto al punto anterior, para el Gobierno otros dos desaciertos condujeron a incrementos en tiempos y costos de la obra: que en 2006 se haya puesto el control del megaproyecto en manos de Glencore, cuando carecía de experiencia; y la falta de planeación, pues se presupuesta que costaría 3.993 millones de dólares sin tener ingeniería de detalle.
Al respecto, se preguntó a Echeverry sobre la responsabilidad que le cabe a exdirectivos como Javier Gutiérrez, expresidente de Ecopetrol y Orlando Cabrales Martínez, expresidente de Reficar. Se limitó a decir: “No somos los llamados a señalar nada y las entidades idóneas deben identificar responsabilidades”.