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El aumento del salario mínimo para el próximo año ya tiene un rango. Estará entre el 6,5 % que ofrecen los empresarios y el 14 % que piden los representantes de los trabajadores.
Dos de los principales centros de estudios económicos del país: Anif y Fedesarrollo ya habían despuntado una cifra, y la ubicaban en 6 % y 6,5 %, respectivamente. Pero, ¿qué pasa si el incremento del salario se acerca cada vez más a ese 14 %?
En principio un ajuste mayor beneficia a todos los trabajadores que devengan un mínimo y aumenta su capacidad de compra. Sin embargo, tiene efectos macroeconómicos que, a la larga, surten impactos sobre las condiciones de vida de todos.
Para el presidente de Anif, Sergio Clavijo, incluso un incremento de 6,3 % “mermaría aún más la generación de empleo, la cual registra expansiones de solo 0,6 % anual a agosto, por lo que aumentaría la tasa de desempleo promedio”.
En ese mismo sentido abogó el director de Fedesarrollo, Leonardo Villar, quien cree que la discusión tiene que darse con cuidado pues ante un entorno de menor crecimiento económico debe propenderse por mantener los avances en formalización.
Y es que, el costo promedio de un empleado que devenga el mínimo es de 1,1 millones de pesos para un empleador. Por lo que ambas instituciones abogan por un análisis juicioso del incremento.
Ahora bien, esto está mediado por la inflación, que resulta como la base para el inicio de la discusión, en cuanto el ajuste del mínimo debe mantener el poder adquisitivo de los colombianos.
En términos generales, ante una inflación alta, los salarios deben “recomponer” esa pérdida de valor, y esto puede generar una espiral inflacionaria, acentuada por los mayores costos laborales.
No obstante, para el equipo de investigaciones de Corficolombiana, con una inflación anual para 2016 de 5,7 % “como es el consenso de los analistas”, un aumento del mínimo sobre 6 % ayudaría a recuperar la capacidad adquisitiva perdida ante la alta inflación de 2016.
Del otro lado de la mesa de negociación hay argumentos claros. El presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), Luis Alejandro Pedraza aseguró en una columna de opinión que la remuneración de los asalariados colombianos en el siglo XXI ha perdido 4,5 % en la participación del PIB, por lo que un aumento de hasta 14 % se quedaría “corto”.
Según cálculos de Carlos Julio Díaz, director de la Escuela Nacional Sindical (ENS), el 83 % de los ocupados en Colombia tiene problemas para acceder a la canasta mínima vital de ingresos bajos.
Por eso los representantes de los trabajadores aseguran que el Gobierno debe propender por el equilibrio en el pago, “que compense el desnivel existente desde hace más de 12 años en el incremento del salario mínimo”, expresaron en un comunicado.
Mientras el incremento del mínimo del próximo año se discute con base en la inflación causada para 2016, hay un factor a monitorear y es el efecto de la reforma tributaria sobre el índice de precios y, por ende el contrapeso sobre la capacidad adquisitiva adicional que genere el aumento del mínimo.
De propuestas como el aumento del IVA en tres puntos y el ajuste del impuesto al consumo “sería de un 1 punto porcentual que se daría de un solo golpe, por lo que no debe afectar a mediano plazo el poder adquisitivo”, explicó Daniel Velandia, director de Investigaciones de Credicorp Capital.
Con estos insumos las partes deberán ponerse de acuerdo, pues el 15 de diciembre vence el primer plazo de la negociación, y el 30 de este mes es la fecha límite.