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El empeño por mejorar la calidad de la educación superior y lograr una mayor participación de jóvenes de escasos recursos en el sistema educativo ha llevado al Gobierno Nacional, a través del Ministerio de Educación Nacional –MEN-, a diseñar e implementar el programa “Ser pilo paga”. Es decir, a los jóvenes que son buenos estudiantes desde secundaria y además presentan dificultades económicas, se les apoya para que continúen sus estudios de educación superior.
El programa consiste en el otorgamiento de becas para matrícula y manutención a los estudiantes que obtengan más de 310 puntos en las pruebas Saber 11 del Icfes y además estén clasificados en los niveles 1 y 2 del Sisbén. Deben también estar admitidos en una universidad acreditada de alta calidad. El programa inició con 10.000 becas y pretende extenderse por lo menos hasta 2018. El MEN ha destinado, para esta primera etapa aproximadamente 150.000 millones de pesos.
Desde el Estado se han intentado desarrollar varios programas para promover la educación superior entre jóvenes de escasos recursos, muchos de los cuales han sido becas-crédito, algunos de ellos condonables por el cumplimiento de requisitos. Estos programas van desde los mismos recursos del Icetex hasta el programa Acces pasando por créditos del sistema financiero con tasas de interés bajas o subsidiadas.
El programa “Ser pilo paga” representa un avance frente a estos programas por dos aspectos bien importantes; el primero tiene que ver con la calidad de la institución a la cual aspiran y el segundo es que la única contraprestación es la terminación exitosa de estudios y su graduación.
El sistema de aseguramiento de la calidad de la educación superior, puesto en marcha a comienzos de la década de 2000 se ha ido volviendo un referente para los estudiantes y para los padres de familia.
Cada vez toma más fuerza la idea de la calidad de la educación y hoy se tiene mayor cuidado a la hora de seleccionar la institución de educación superior. El Estado colombiano ha logrado consolidar el proceso de acreditación no solo de los programas académicos sino de las instituciones. El programa “Ser pilo paga” está pensado para que los jóvenes aspiren a aquellas instituciones acreditadas de alta calidad. En este sentido, es importante reconocer la bondad del programa porque de entrada apunta a que los estudiantes se involucren con la calidad.
La única contraprestación para los beneficiarios de este estímulo es terminar con éxito sus estudios y graduarse. La ventaja que tiene este programa es que no deja que el estudiante, una vez se gradúe de su pregrado, quede debiendo una gran suma de dinero sobre todo si egresa de una institución privada, lo cual le permite a esos buenos estudiantes continuar sus estudios de posgrado sin carga.
Los críticos de este programa han señalado que se trata de una transferencia neta de recursos a las universidades privadas toda vez que aproximadamente el 77 por ciento de los estudiantes beneficiarios las han preferido a las instituciones públicas.
Sin embargo, para las universidades públicas el reto es lograr que el Estado financie las matrículas vía costo de la educación por alumno y además volverse atractivas para los jóvenes. En efecto, de 10.080 becas del 2015 apenas llegaron a las universidades públicas 1.354, es decir el 13,4%. De 13 instituciones con de carácter público y con acreditación institucional, sólo participaron seis: la Universidad Nacional, con 406 estudiantes; la Universidad de Antioquia (128); Universidad Industrial de Santander (187); Universidad de Cartagena (330); Universidad del Cauca (71) y Universidad Tecnológica de Pereira (232 estudiantes). Números muy por debajo de sus posibilidades, y siete instituciones públicas con acreditación institucional se quedaron por fuera. * Rector de la UdeA