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Quien repitiera durante los ocho años de la administración Obama que el gobierno estadounidense había retrocedido en política exterior —por su vocación de resolver las complejas coyunturas del mundo sin armas—, no estuvo exento de razón en muchos casos, pero en otros fue silenciado por el peso de los acontecimientos.
Hoy Estados Unidos puede mirar de frente a quienes durante décadas lo consideraron una potencia malvada y entrometida, un enemigo intransigente y que no toleraba la diferencia, la autonomía. Obama logró limpiar en su era parte de la imagen del país norteamericano en frentes internacionales en los que por mucho tiempo no podía ni asomarse. O al menos, ese es el legado que siempre pretendió dejar. ¿Qué tanto lo logró?
EL COLOMBIANO preguntó a expertos sobre el papel de Obama en las coyunturas internacionales, para indagar si el mandatario que saldrá a final de año deja una impronta en la forma en la que Estados Unidos ejerce ahora su política exterior y protege sus intereses.
Predomina el soft power
Un hecho tal vez fue determinante para que Obama dejara de ver con ambición el contexto local y levantara la cabeza para actuar con mayor decisión en el exterior: el boicot legislativo que devino en el cierre del gobierno federal entre el 1 y 16 de octubre de 2013.
Pese a sus reiteradas frustraciones en Washington —que impidió sus planes de reforma migratoria, cierre de la prisión de Guantánamo, entre otros—, el mandatario había persistido hasta entonces y había continuado creyendo en la capacidad de los congresistas para hacer democracia en torno a las políticas y no a los partidos o colores.
Desde aquel episodio, empezó a desafiar al Legislativo republicano con decretos que en muchos casos lograron pasarlo por delante o con la misma medicina: vetos a cualquiera de sus iniciativas.
Mientras endurecía su política dentro de fronteras, el mundo empezaba a ver al Obama que lo esperanzó con palabras de paz. Patricio Navia, politólogo chileno y docente de la Universidad de Nueva York (NYU), se refirió a este tema.
“Obama intentó en el mundo una estrategia muy distinta a la que había tenido Bush y eso en sí mismo generó resultados positivos para la visión que se tiene de Estados Unidos en el mundo. El actual mandatario estableció un viraje rumbo a una nueva lógica, un nuevo discurso, y eso se retribuyó positivamente para el país”, explicó.
“Su principal legado es, por tanto, que mejoró el respeto que hay por la potencia, utilizando más el soft power de la diplomacia y la negociación, antes que el poder duro de las armas, que se hizo tan característico en administraciones pasadas”, agregó.
Reconciliaciones históricas
De ahí, por supuesto, que desde 2014 el mundo vio cómo Obama fue clave al impulsar procesos para romper distintas historias de enemistad que se aferraban como un lastre sobre Estados Unidos y su posición internacional. Cuba fue la primera estación de un camino de entendimiento que después pasó por Irán, Argentina, Vietnam e incluso llegó a sanar viejas heridas del incondicional aliado, Japón.
“Obama reconcilió a EE. UU. con sectores que permanecían enemistados. Es indudable que hay un intento de reconciliación con el mundo musulmán, una relación muy maltrecha tras la administración Bush. Hay reconciliación con Japón y búsqueda de salidas al tema nuclear, con un EE. UU. mucho más humilde a pesar de que la tragedia de Nagasaki e Hiroshima no se puede cerrar. Hay una revolución de la política exterior estadounidense con él”, argumentó Mauricio Jaramillo, internacionalista y docente de la Universidad del Rosario.
Matices y deudas puntuales
No obstante, ambos expertos matizan su opinión sobre el legado que deja Obama en política exterior advirtiendo que algunos asuntos fueron problemáticos durante su mandato.
“Obama deja también distintas deudas —como el tema palestino, principalmente—, y en este sentido hay que analizar su legado de forma diferente, en base a los diversos frentes, porque hay claros y oscuros. Por ejemplo, creo que en América Latina le faltó en muchos casos pasar del discurso a los hechos”, aseveró Jaramillo.
“Obama ha tenido sus fortalezas y debilidades. Los resultados de su política exterior puede que no hayan sido espectaculares, pero tampoco hay grandes derrotas. En mi opinión las fallas fueron en Libia y Ucrania”, afirmó Navia.
Haga clic en la infografía de la derecha para ver los seis hitos de Obama en el mundo.