Por Adrián Ríos OlayaUniversidad de AntioquiaFacultad de Com. Social, 5° semestre adrianri777@gmail.com
El 14 de agosto de 2016 pocos van a olvidar la sonrisa que desfiló por el Estadio Olímpico de Río de Janeiro. Hay algo faltante en la clase dirigente de este país: la sonrisa de Caterine Ibargüen. Sí, les hace falta esa sinceridad que logra expresar esta mujer ante multitud de cámaras. Pedirles a los funcionarios colombianos que sean honestos y transparentes con el pueblo les resulta inverosímil y poco ético.
Es así como nacen los villanos que enorgullecen los escritorios y filas de la burocracia colombiana: el Pingüino, que por su baja estatura se escabulle por las alcantarillas para planear algún golpe maestro y así desangrar la economía...