Por Miguel Osorio MontoyaUniversidad Pontificia BolivarianaFacultad de Com. Social, 9° semestreMiguelosoriomontoya@gmail.com
Cuenta mi abuela que, siendo una niña, lloró al leer María, la novela romántica de Jorge Isaacs. En realidad, era su madre quien leía en voz alta, mientras ella y sus hermanas escuchaban y lamentaban la suerte de María y de Efraín.
Ahora es difícil imaginar aquel cuadro: una familia reunida leyendo una novela y llorando por las desgracias de sus personajes. Esa escena, al día de hoy, parece anacrónica y hasta inverosímil; demasiado pintoresca para tiempos en que la televisión y Netflix devoran el tiempo libre de las personas. Sumergidos en la civilización del espectáculo, como bien hace en llamarla Vargas Llosa, vivimos...