Si el 2017 fue el año imposible —el que nunca debió haber ocurrido— veo al 2018 como el año de la resistencia. Pero ¿resistencia a qué?
Resistencia a las mentiras, ataques y ofensas del presidente Donald Trump.
Me resisto a creer que las amenazas y provocaciones que lanzó Trump contra el dictador norcoreano a través de Twitter son la mejor manera de evitar un ataque nuclear. Este es uno de los tuits más infantiles —y peligrosos— que he visto en mi vida: “El líder norcoreano Kim Jong-un acaba de decir que el botón nuclear está en su escritorio en todo momento. Por favor, que alguien de su hambriento y desolado régimen le diga que yo también tengo un botón nuclear, que es mucho más grande y poderoso que el suyo, y además funciona”.
Trump y Kim Jong-un...