Jesús, en su camino hacia Jerusalén, se detiene a visitar dos bellas mujeres, Marta y María. En esta visita amable y familiar de Jesús, se oponen dos actitudes de esas “matronas” del Evangelio: Marta, modelo de anfitriona y María, modelo de discípula. Una sigue con diligencia las normas de la hospitalidad, está atareada por atender a Jesús. La otra está sentada a los pies de Jesús. ¿En qué consiste acoger a Jesús? Simplemente en escuchar su Palabra.
La suave represión (la repetición del nombre así lo indica) de Jesús a Marta no es una descalificación del servicio, más bien indica que el servicio, si no es fruto de haber escuchado con atención la palabra del maestro, puede acabar con precauciones desmesuradas y fuera de lugar.
A lo largo del camino,...