Imaginen esta escena: forman parte de una tribu de diez cavernícolas en el Neolítico superior. Ustedes se dedican al pastoreo de cabras mientras que el resto de la parroquia cultiva coles de Bruselas y zanahorias. En estas resulta que la tribu vecina, por azares de la vida, ha logrado recolectar coles y zanahorias a lo bestia, y en vez de pedirme dos cuencos de leche por canasto de verduras me pide uno. Viva el libremercado. Ante la competencia, el jefe de su tribu, cuya familia se dedica al provechoso negocio de las coles y las zanahorias, decreta una guerra comercial y le prohíbe comprar al vecino. El pretexto: hay que proteger lo nuestro. Así que, en vez de producir mayor cantidad de verduras más sabrosas que el vecino, su tribu les obliga...