Qué buena suerte tienen los peruanos de no compartir límites geográficos con la Venezuela de Maduro. Y por eso le hablan duro, sin temores, sin complejos, al caradura dictadorzuelo tropical.
No lo quieren ver ni en pintura. Y menos tenerlo en desarrollo de la cumbre de las Américas. Se dan el gusto de tirarle anticipadamente la puerta sobre las narices. “No puede entrar ni al suelo ni al cielo peruano porque no es bienvenido”, le advierte el gobierno. En Perú, “no lo queremos recibir”.
Envidiable esta actitud peruana. Mientras tanto, Colombia tiene que tragar saliva ante las provocaciones y altanerías de Maduro. Ahí está recogiendo el gobierno colombiano los frutos de la zalema y el incienso que le batió para poder sacar avante su controvertido...