No sabe uno si reírse o preocuparse por la presión con la que intentan someternos algunos para que sospechemos de lo que siempre ha estado claro. Me refiero a la oscura pretensión de quienes supuestamente investidos de conocimientos académicos exclusivos de seres superiores “progresistas”, dicen que las cosas no son lo que son, eufemísticamente cambiándole el nombre o pretendiendo humillarnos al insinuar que lo que sabemos de sobra y hace rato, está “pasado de moda” o es propio de mentes minúsculas y estrechas.
Me refiero a quienes intentan convencernos de que lo que no está bien, si lo está, porque nosotros somos tontos, y ellos inteligentes y de “vanguardia”. Por ejemplo, salieron algunos muy tiesos y muy majos a defender a los forajidos autoproclamados...