La tribu Lobi, que habita en países africanos como Burkina Faso y Costa de Marfil, ha perdido los esfuerzos emprendidos en la ‘Ceremonia de la Vida’. Donde cavan unos pequeños agujeros en sus cultivos donde introducen sus penes hasta eyacular y fecundar en comunidad la tierra, y así provocar la abundancia en las cosechas. Digo que han perdido los esfuerzos porque esos países junto a otros 48 más, hacen parte del desafortunado círculo de Países menos desarrollados.
Es muy poco exclusivo y para nada envidiable club, fue denominado hacia 1970 por la ONU en alusión a los países con más bajo ingreso per cápita, las condiciones más vulnerables en términos de nutrición, salud y alfabetización, y un muy incipiente sistema de producción. Lo más vergonzoso es que solo tres países han salido de estas precarias condiciones.
Organizaciones internacionales como Oxfam, estiman que más de 75 millones de personas habitan los países menos desarrollados. Otro nombre con el que se le conoce a dicho grupo, es el de “Cuarto mundo”, aludiendo a que viven situaciones más precarias que las de los países en vía de desarrollo. Estos nombres funcionan bajo la lógica de la exclusión, parece como si la humanidad no viviera toda junta en el mismo planeta sino en diferentes mundos.
Gran parte de la cooperación internacional que reciben actualmente estos países se enfoca en una ayuda productiva a sus sistemas económicos que en la inmensa mayoría dependen de la explotación de recursos naturales y que han sido devastados por las guerras civiles. Un país como Sierra Leona cuenta con desempleo del 80% de la población y sus labores económicas se concentran en la extracción de diamantes.
En este contexto de complejidad económica y social se abren camino en temas de innovación social los “emprendizajes”, emprendimientos comunitarios que buscan desarrollar y aprender otras capacidades para generar ingresos. En Sierra Leona, en una pequeña comunidad, trabajan en una procesadora de excedentes de aceite de palma para obtener jabones.
Dentro de estos nuevos modelos de emprendimiento social cabe resaltar las microfranquicias que se abren paso en países como el nuestro. En el caso de Haití, entidades de cooperación internacional apoyan esquemas de microfranquicias para incorporar a la vida productiva del país a mujeres y personas en condición de discapacidad a partir del terremoto.
Otro muy buen ejemplo de cooperación internacional en “emprendizaje” es el Programa de Seguridad Alimentaria y Nutricional de Mozambique, realizado por el Instituto de Investigación Agraria de Mozambique, la Empresa Brasileña de Pesquisa Agropecuaria (Embrapa) y la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid). El programa nació de la necesidad de desarrollar otras fuentes alimenticias en el país africano, por lo cual genera entre los sembradores locales capacidades para la producción y distribución de hortalizas.
Bienvenidos los proyectos que desarrollan entidades con la Fundación Grameen y tantas otras más que se han comprometido con desdibujar esas fronteras de exclusión entre realidades humanas. Porque finalmente todos vivimos en el mismo mundo, aunque ni siquiera nos alcance a causa de nuestra voracidad destructiva.
“Nota Pensando pensamientos”: ¿Será que Uribe convenció a los gringos, o al menos les clavó la duda, sobre lo que se está negociando en La Habana? O es pura coincidencia que a los días de la visita del expresidente a Estados Unidos para hablar del proceso de paz, el gobierno Obama designó a Bernard Aronson como delegado de los Estados Unidos. La principal labor del diplomático es escuchar a las partes del conflicto y obviamente mantener muy informado el gobierno del norte sobre lo que está pasando.
Es claro que los estadounidenses no han quedado con ganas de tener otra Venezuela ... Como dicen en un reconocido programa de chismes: “a ese cuento le falta un pedazo”.