No soy de esas personas que siempre supo lo que quería hacer en la vida. De hecho, conozco pocas que sabían a dónde iban y no se desviaron. Tengo un amigo que ensayaba con su banda en el sótano de mi casa. Finalmente los miembros de la banda vendieron sus instrumentos y se dedicaron a algo más realista. Menos mi amigo. Él estudió ingeniería de sonido y sigue tocando. Mi mejor amiga siempre quiso ser médica y ni el matrimonio, la maternidad, el divorcio o el país se lo impidieron.
Conozco a varias personas que querían ser arquitecto, músico, astrónomo, profesor, escritor, fotógrafo, cocinero, pintor, y cuando le tocas un tema relacionado no paran de hablar, hasta que finalmente te nombran el oficio y añaden el adjetivo: frustrado.
Mientras crecía...