Alberto José Linero, católico, polémico, desabrochado, de carcajada fácil, mediático, con millones de seguidores en las redes y muchísima exposición en televisión y radio, a un par de meses de cumplir cincuenta años, treinta y tres de ellos dedicados a la vida sacerdotal, ha anunciado que cuelga los hábitos.
Sus entrevistas en El Heraldo y en Blu Radio no tienen desperdicio e invitan a varias reflexiones. Linero se reconoce a sí mismo más allá de su tarea de sacerdote. Somos lo que somos y nuestra identidad no la determinan los bienes que tenemos, los títulos o los honores, los hábitos o la ausencia de los mismos. “Lo de ‘padre’ es un regalo que me hace la gente en el contexto de la Iglesia, pero yo fundamentalmente siempre he sido Alberto José...