Si bien es cierto que los agonizantes diálogos de paz de La Habana (Cuba), tuvieron por estos días una leve mejoría, también es cierto que esta fue muy breve y su pronóstico vuelve a ser de carácter reservado.
Mejoría que no obedeció propiamente a los anuncios que hiciera el presidente Santos sobre la entrada en vigencia del tal “desescalamiento” del conflicto y, menos aún, a los cambios de metodología que regirán para el ciclo que comenzó ayer, o a la presentación de los que fueron elegidos como verificadores del cese el fuego bilateral.
Dice el presidente que el “desescalamiento” consiste en “irle reduciendo el fuego al conflicto” y que empieza por un cambio en el lenguaje. Que de ahora en adelante, no les debemos decir bandidos, narcotraficantes...