Parece que no veré el día en que los clones del mamertismo hayan desaparecido. Es evidente que parte de la actual “clase dirigente” de este país: política, económica, empresarial, jurídica, cultural, académica y religiosa, son quienes de venas abiertas crecieron al fragor de la lucha ideológica de los 60 y 70, en que la moda era creer en las promesas de la “revolución cubana”.
Por esas épocas el “Manifiesto Comunista” hacía las veces de desodorante bajo la axila de los universitarios que lo comprimían esperando que por osmosis les ingresase al cerebro, mientras con el otro brazo se sostenían de la barra del medio del bus que días después acribillarían a piedra y quemarían con bombas caseras que honraban al Canciller soviético Molotov. Todo delito...