A veces pienso que la vida es una tela de recuerdos que se entrecruzan como hilos y forman una pieza compacta que es difícil deshacer. Hace ocho días él fue director invitado de este diario y de repente recordé lo que sucedió casi cuatro años atrás. Era una de esas tardes de agosto con sol riguroso, cielo anaranjado y en las que el calor de Oriente Medio no daba tregua. Estaba en mi casa en Jerusalén y no podía apartarme del televisor. Los Juegos Olímpicos se habían apoderado de Londres y frente a la pantalla estaba viendo competir a uno de los mejores jinetes del mundo, un joven que nació en Medellín: Daniel Bluman.
Desde entonces y hasta hoy, viajó a varios países, ganó reconocimientos y encontró más personas que creen en él. También ha luchado...