Abundan en la historia los ejemplos de bufones que hacían parte de lo que ahora llaman “staff” de los dirigentes. Incluso muchos de ellos disfrutaban de privilegios que ningún otro asesor de reyes tenía, pues llegaban al extremo de cuestionar las disposiciones de sus amos de manera graciosa y sutil, pero perceptible. Su presencia era tan significativa que no es accidental que Diego Velázquez pintara una serie de seis retratos de bufones para decorar aposentos secundarios de los castillos de Felipe IV, privilegio tradicional de héroes de guerra, antepasados “ilustres” o diosas ligeritas de ropa.
Pero últimamente hemos visto un fenómeno diferente, en el que los bufones no se resignan a divertir a la dirigencia, sino que deciden ser ellos los dueños del poder. Aunque alguien podría decir, y con razón, que el fenómeno no es nuevo porque hay tantos casos de dirigentes cuya estupidez se hace evidente cuando actúan y cuando salen de sus bocas tantas idioteces, que uno sospecha si no serán ellos los bufones. ¿Al ver una intervención de los dos últimos dictadores venezolanos, especialmente el actual en sus monsergas en “idioma inglés”, no se le escapa a usted de “inmediati” una carcajada? O será que como dice el dicho: ¿reímos para no llorar?
Pareciera que la frontera entre el que manda y el que hace reír es cada vez más borrosa. O ya olvidaron la penosa actuación del anterior presidente colombiano en sus últimos días de gobierno, el más nefasto de nuestra historia republicana, que sin vergüenza alguna, en caso de haberla tenido alguna vez, intentó sin éxito parecer un youtuber cómico, haciendo un ridículo colosal que en vez de lograr que nos riéramos con él, nos riéramos de él. Vuelvan a ver su participación, o stand up cómico, en la Asamblea General de Naciones Unidas en 2016, cuando dijo que gracias al acuerdo de impunidad extorsiva con las Farc: “La guerra en Colombia, ha terminado”. ¿Reímos para no llorar?
Pero la epidemia de bufones al poder tiene rasgos de pandemia, pues los casos se están manifestando en otros países. En Guatemala, el actual presidente es un comediante y productor de televisión que durante 22 años hizo reír a sus compatriotas, pero decidió cambiarlo todo y ahora se empeña en buscar la forma de hacerlos llorar. Giuseppe Piero Grillo, más conocido como Beppe Grillo, cómico y actor, dirigió hasta hace poco una de las principales fuerzas políticas de Italia, hasta que sus mismos copartidarios dejaron de ver gracia alguna en sus delirios populistas y alucinaciones de “democracias digitales”.
Hasta este momento, las encuestas para las elecciones presidenciales que se celebrarán el 31 de marzo en Ucrania, señalan como favorito al comediante y actor Vladímir Zelenski, superando a la eterna candidata Yulia Timoshenko. ¿Cuál es la especialidad de Zelenski?: imitar a los políticos y decir que su ventaja respecto a ellos, es que no tiene ninguna experiencia.
¿Reímos o lloramos?.