No están: se fueron o se los llevaron. Murieron o viven. No están: estaban y, de repente, dejaron de estar. No se desvanecieron por arte de magia; dejaron de estar por la voluntad de verdugos, la de amigos o la propia. Alguien los echa de menos, de manera (más o menos) ansiosa, impaciente, desesperada e, inclusive, culpable.
No hay noticia suya, o al menos quien denuncia no sabe lo que les pasó. Los móviles son múltiples, incluyendo aspectos personalísimos (como peleas familiares, enfermedades psiquiátricas o la demencia que llega con la vejez) y aspectos colectivos (como persecución sindical o aniquilamiento de algún enemigo). Sea cual sea el móvil que conduce a la ausencia, la historia de cada uno de los eventos que motiva una denuncia de...