Y heme aquí, sintiéndome parte de una generación no digamos tanto como que en vía de extinción, pero casi.
En mis tiempos, cuando comenzábamos a mirar hacia un futuro que nos parecía muy lejano, los jóvenes teníamos entre los objetivos primordiales estudiar, trabajar en una empresa estable, formar una familia, tener hijos, velar por ellos, jubilarnos... Si de repente podíamos hacer un viaje, bienvenido era, pero las aspiraciones de trotamundos no iban mucho más allá del Golfo de Morrosquillo. Para muchos de nosotros, San Andrés quedaba casi en otro continente y los que “montaban” en avión eran los “bendecidos y afortunados” de la época.
Pero un día la sociedad empezó a llenarse de Milenialls, hijos de los Baby Boomers, que crecieron viendo a...