La ONU, en sus setenta años de vida, nunca registró algo peor. Desde 1945, cuando la derrota de la Alemania Nazi llevó a la creación del máximo organismo multilateral, el mundo no presenciaba una catástrofe humanitaria como la de hoy, con África muriendo de hambre mientras los desplazados por guerras buscan refugio y las potencias deciden instalar alambrados.
Yemen, Sudán del Sur, Somalia y Kenia transitan por el camino de los Estados fallidos desde hace décadas y, en este joven 2017 ya aportan más de 20 millones de personas que sufren de hambre absoluta. Inanición. Una mezcla pavorosa de guerras, corrupción, desastres naturales e incapacidad estatal juegan a favor de la muerte.
Para este siglo XXI el asunto de la redistribución alimentaria debería...