Alfred Binet y Gloria Elena Puerta nacieron en siglos diferentes y en lugares muy distantes. Pero algo los une: la pasión por las necesidades educativas especiales de los niños y adolescentes.
Él, un pedagogo y psicólogo francés, diseñó el test de predicción del rendimiento escolar, base para los sucesivos tests de inteligencia que desarrolló con la esperanza de que se utilizarían para mejorar la educación de los niños con dificultades del aprendizaje, sin etiquetarlos ni limitarlos. Ella, una educadora de vocación que comulga con estos preceptos, fundó un colegio que hoy lleva el nombre de su inspirador.
En una casona histórica de Medellín, de las que cada vez quedan menos, funcionaba desde hacía 33 años, de los 38 de fundado, el Colegio Alfred...