Por fortuna, no todo es política, conflicto armado o proceso de paz. En torno a Colombia se dan acontecimientos más gratos y estimulantes, aunque su cobertura mediática sea singularmente más reducida.
En esta ocasión vale la pena resaltar el monumental desembarco del arte colombiano que tuvo lugar esta semana en Madrid, con ocasión de ARCO, la feria que tiene lugar todos los febreros en la capital española. Más de medio centenar de artistas plásticos colombianos exhibieron sus obras no solo en la Feria misma, sino en más de treinta galerías y espacios fundamentales e icónicos como el Museo Reina Sofía, el Thyssen-Bornemisza o el Museo Nacional de Artes Decorativas.
El asunto empezó cuando ARCO, por vía de su director, Carlos Urroz, decidió escoger a Colombia como país invitado, un honor que tienen pocos y solo México y Brasil han tenido antes en América Latina. Para ello designó a Juan Gaitán, curador de la 8 Bienal de Berlín, para que identificara a diez galerías colombianas para presentarse en la feria, sin costo alguno para ellas. Artbo, por su lado, financió los pasajes de galeristas y artistas y los gastos de transporte de las obras, de manera que no hubo costo alguno para las galerías. El apoyo de la Fundación Arteria fue también definitivo.
Gaitán escogió en cada una de esas galerías a dos artistas “jóvenes y emergentes”, sin mayor circulación internacional, con el ánimo de que fueran conocidos fuera del país e insertarlos en los circuitos internacionales del mundo artístico. La escogencia fue, como es natural, controvertida. Por un lado, porque no necesariamente se muestra lo mejor de cada galería y, por el otro, porque en algunos casos, como los de Carolina Caycedo y Carlos Motta, dos formidables artistas ya reconocidos internacionalmente, el criterio no se cumplió. Con todo, el esfuerzo valió la pena. Artistas como Ícaro Zorbar, Edwin Sánchez, Liliana Angulo o Angélica María Zorrilla tuvieron la oportunidad de mostrar sus obras. De Medellín fue invitada La Oficina, que exhibió piezas muy interesantes de Iván Hurtado y Pablo Gómez.
A la par de Arco el trabajo fue aun más intenso. Como al césar lo que es del césar, hay que reconocer que Luis Armando Soto en la Cancillería y Jaime Cerón cuando era asesor de artes visuales del Ministerio de Cultura, pusieron en marcha un sorprendente y bien articulado trabajo conjunto. Fernando Carrillo, embajador en España, se la jugó toda. Y la producción de Daniela Sánchez y Adriana Pineda fue impecable.
Como resultado, los visitantes españoles y extranjeros han tenido la oportunidad de ver obras de grandes maestros como Antonio Caro, Óscar Muñoz, Miguel Ángel Rojas, Doris Salcedo o José Antonio Suárez, y de artistas más jóvenes pero sustantivos como María José Arjona, Felipe Arturo, Antonio Baraya, Milena Bonilla, Mateo López, Oswaldo Macía, Luis Fernando Roldán o Nicolás París. Además de las colombianas, diez galerías internacionales presentaron obras de nuestros artistas. El trabajo de León Tovar, galerista colombiano asentado en Nueva York y muy reconocido internacionalmente, merece una mención especial. No había una sola obra floja en su espacio y el montaje era impecable. La mayoría de las obras expuestas era digna de museo, desde una bellísima abstracción geométrica de Fanny Sanín de 1975 hasta un monumental relieve blanco de Ramírez Villamizar, pasando por un aparato mágico de Negret y un raro y precioso Vellojín.
El producto de esta masiva presencia colombiana en Madrid será, muy seguramente, que otras galerías internacionales enganchen artistas colombianos, que más coleccionistas extranjeros incluyan en sus portafolios a los nuestros y que un número aun mayor de ellos venga a la próxima versión de Artbo, la feria de arte de Bogotá que este año se mueve a fines de septiembre, y que se incremente de manera sustantiva el número de galerías de afuera que quisieran estar en la feria. Todas son muy buenas noticias para las artes plásticas nacionales.
El esfuerzo de Colombia en ARCO demuestra que, cuando se hace un trabajo serio y coordinado entre el sector privado y el público, los resultados pueden ser extraordinarios.