Por JORGE MARIRRODRIGAredaccion@elcolombiano.com.co
Pocas expresiones son tan desafortunadas como “el que calla, otorga”. Un refrán que atribuye al silencio una significación, más que de aceptación, de resignación. Si uno calla es que no puede rebatir. Acepta totalmente lo que dice su interlocutor. O ha perdido. Porque esa es otra: resulta que hoy aceptar es perder. Y en esta sociedad, que se zambulle gozosa y cada vez más en las oscuras aguas de la dialéctica ganadores/perdedores, amigos/enemigos, el silencio ha sido encasillado entre los indicios que denotan negatividad. O es una derrota o si uno calla, “por algo será”. Algo malo, claro.
Una de las principales características de nuestra sociedad es el ruido. Lo cual resulta curioso porque en...