El pasado 1 de noviembre, después del tiroteo ocurrido en un supermercado Wallmart en Thornton, Colorado (a unos 15 minutos de mi casa) recibí una llamada de una persona cercana para preguntarme si estaba bien. Pese a que el número de víctimas fue bajo (solo tres) era natural la preocupación, debido a la cercanía física de este hecho que cada vez se vuelve más repetitivo en los Estados Unidos.
“¡Cuídate!” fue el consejo que recibí y al colgar el teléfono me pregunté: ¿Y cómo se cuida uno de un tiroteo?
Este tipo de tragedias se hace tan frecuente que a veces uno pierde la capacidad de asombro. También vemos cómo se incrementa la gravedad de hechos en los que un desquiciado llega a disparar a personas que simplemente quisieron ir de compras y...