Por Pamela Viera BahoqueUniversidad Pontificia Bolivariana Facultad de Com. Social, 9° semestre pamela.viera@upb.edu.co
Primero, frunza el ceño e ignore el silencio. Es necesario hablar, con un gesto molesto, hablar y hablar. Debe estar seguro de desactivar sus oídos, recuerde que lo que dice el otro no tiene importancia, no es inteligente y, sobre todo, no es la razón.
Tampoco es necesario escuchar lo que usted mismo dice, ya lo recordará en algún momento (si acaso es necesario). Su palabra tiene el poder, así que tenga cuidado con dejar a alguna persona sana y salva en su camino, es importante eliminar egos que alimenten el suyo.
Huya de los argumentos y del mundo real. Envuelva su cerebro en arrogancia, esto nunca puede faltar; por ningún motivo...