Después del regreso de Santos de los Estados Unidos encontró, al pisar suelo colombiano, la casa en desorden y alborotada.
Tiene ahora el Cristo de espaldas. Todo se le complica. No fue sino bajar la última escalera del avión para que se topara con el anuncio de que los gringos ya no le darán 450 millones de dólares, sino 270. La limosna se devalúa.
Las encuestas de opinión le dan una bienvenida ácida. Su imagen positiva es solo del 22 % -según Datexco- más baja que la de Samper, el mismo presidente al que quiso tumbar por ingobernabilidad cuando los escándalos de los narcocasetes. Todos sus ministros son “rajados”. Ninguno supera el tres de calificación. Además, cerca de un 82 % estima que el país va por mal camino... Todas sus campanas tocan...