Con un dolor inmenso observamos a los venezolanos huir de la tiranía de Nicolás Maduro, cargando su cruz a cuesta. Los vemos cruzar todas las fronteras de su patria, entristecidos, hambrientos, desprovistos de dinero, ropa o calzado apropiado para su largo e incierto éxodo.
Es una cruz pesada y dolorosa. Dejan parte de su corazón, dejan su patria, parte de su familia y tantas cosas más que hasta ahora han sido parte de sus vidas. Van hacia un futuro incierto, amenazante. Sienten miedo, furia, vergüenza.
Son nuestros hermanos; solo verlos nos llena de lágrimas los ojos, nos alarma inmensamente. Podríamos ser nosotros.
El socialismo del siglo XXI que los ha puesto en este trance, también ha tocado a las puertas de Colombia. Igualmente pretende...