Después de publicada la columna anterior sobre el tema de los contratistas han pasado algunas cosas y he recibido algunos comentarios razonados, cosa rara en estos tiempos de iracundia, irreflexión y tozudez.
Empiezo por las reflexiones. El colega Santiago Leyva, de la U. Eafit, me hizo un apunte sobre una preocupación que le ronda hace tiempos y que tiene que ver con la acumulación de conocimiento y la construcción de capacidades en el sector público. El sistema de contratación vigente en el país impide que eso ocurra; el aprendizaje es un valor añadido que gana el contratista y que se convierte en un factor de negociación y presión sobre los entes oficiales.
Otro profesional me señaló el asunto de la rotación excesiva en los cargos de nivel...