La torpeza de comprender las cosas ha permitido que los sistemas más vitales para su propia existencia estén rotos. El rompimiento de los sistemas hídrico, climático, energético, alimentario, salud, inclusive, del sistema nervioso, encargado de dirigir la relación entre nosotros, a través del cerebro y los sentidos, están rasgados. Todo esto ha hecho que volvamos a pensar sobre el futuro de la humanidad o simplemente el de nuestros hijos. De crear nuevas comunidades en donde todos quepamos, bajo principios del conocimiento aprendido de los errores del pasado y construyendo un futuro, no para el corto, sino de muy largo plazo.
Recordarán que en mis columnas hablábamos mucho de usar la razón. De colombianos con pensamiento y acción para la innovación,...