Produce no solo descanso y confianza en los mercados, en los negocios y en los inversionistas que crean riqueza y trabajo el triunfo de Iván Duque, sino serenidad en la comunidad la derrota del populismo. La amenaza de la extrema izquierda -tan nociva como la extrema derecha- era, si no evidente, sí amenazante por la demagogia desatada y por las fisuras que muestra un establecimiento que no ha sido capaz de introducir reformas sustantivas para modelar una sociedad más incluyente y equitativa.
Le faltó grandeza a Gustavo Petro para admitir su derrota. Su discurso en la noche del domingo fue producto del rencor y del sectarismo. Agresivo y provocador. Amenazó con movilizaciones populares, jerga y acción de los revolucionarios marxistas. La amargura...