Los casos inéditos del secuestro del General Alzate y del asalto a la isla Gorgona, son indicios graves, para cualquier analista militar, de una notoria desmotivación de las Fuerzas Armadas. Hay desánimo ante la posición turbia del Gobierno y ante la mudez del Mando. Cuando decae el interés, hay descuido y este es aprovechado por los delincuentes.
En el caso del General y sus acompañantes, bien que haya sido una estratagema del grupo terrorista, del Gobierno, de ambos o que haya sido una eventualidad imprevista, su posible entrega será una tenue señal de mínima racionalidad política de las farc, después de medio siglo de oportunidades desperdiciadas. Será, además, una coyuntura para que el Gobierno trate de relanzar lo de La Habana, luego de...