Entramos en la recta final. Pocas veces había presenciado el país un debate tan intenso. Y es entendible: nunca habían estado tantas cosas en juego para el futuro del país como las que se definen con el plebiscito del 2 de octubre.
Ha habido excesos verbales, desde luego. Pero ha habido también un amplio espacio de reflexión en universidades, plazas públicas, medios de comunicación y redes sociales, a través de los cuales la ciudadanía se ha podido formar mal que bien una idea apropiada de los pros y contras que rodean el Sí y el No. Ahora la ciudadanía debe dar su veredicto.
Nicanor Restrepo, el gran ausente en este debate, dijo con lucidez en alguna ocasión: “Se contribuye también a la construcción de la paz desarmando la palabra”. La decisión...