Frente a la implementación de los acuerdos de paz, el próximo presidente puede adoptar, básicamente, dos posturas: continuarla o volverla trizas. La primera opción, más que un seguimiento, implica corregir fallas, evitar el incremento de las disidencias de las Farc y, por esa vía, detener el crecimiento de las estructuras del crimen organizado (al esquivar los términos de los acuerdos, el disidente se convierte en delincuente común).
Cuando algunos candidatos no son claros en su futuro proceder con respecto a los acuerdos, como Germán Vargas Lleras o ‘el de Uribe’ (quien habla de “reivindicación”, cualquier cosa que eso signifique), juegan a alimentar el crimen organizado. ¿Por qué? Arriesgar la implementación y despojar de opciones de vida a...