Amable lector. Primera Parte. Hace poco más de 100 años desde Sauthampton, Inglaterra, inició el viaje inaugural el barco más grande y lujoso del mundo, el Titanic. Su destino final era la ciudad de New York.
Salvo algunos europeos que iban en busca de una mejor vida en América, los demás eran dueños de grandes fortunas. Para estos últimos era la ocasión de vivir unos días de ensueño, que al regresar, una y otra vez, hasta el final de sus días, contarían a sus amigos la novela donde la realidad superó la fantasía.
El esplendor del barco competía con las preciosas joyas y hermosos trajes de las damas. Se disfrutaban exquisitos licores y delicados manjares. Las parejas danzaban al ritmo de la música que no parecía terminar. Los días eran largos...