Todo parece indicar que el país se mueve, cada vez con mayor fuerza, hacia la devaluación de la moneda. Tanto lo que ocurre en el entorno internacional como en el nacional hacen previsible que el peso se vaya devaluando progresivamente.
En estos días esta situación se ha hecho más evidente, lo que claramente va a conllevar ajustes no sólo en la política macroeconómica, sino también a nivel de los diferentes sectores y agentes. Entre estos se encuentran los productores agropecuarios, los consumidores y la industria de transformación.
Una mayor devaluación debería favorecer el crecimiento y el desarrollo de la agricultura colombiana. Los productos transables, como son los exportables y los importables, deberían verse altamente beneficiados.
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