Ponerse en los zapatos del otro es más que una exhortación de púlpito o un motor de empatía. El intercambio de lugares es un ejercicio pedagógico.
No solo se trata de los zapatos, también de la talla. En cada profesión u oficio solemos apelar a ciertos paradigmas de acción iluminadores. Un político, por ejemplo, podría preguntarse: ¿Qué haría, de estar en mi lugar, Alberto Lleras... Jorge Eliécer Gaitán...?
Un alto funcionario de la Alcaldía de Medellín publicó en su página de Facebook: “Para que sepan que cuando salen a ‘trabajar’ ya no es seguro que vuelvan a casa: dado de baja por [un] policía cuando robaba. No nos vamos a dejar. La lucha contra los criminales es cierta y de frente. Vamos a defender el Estado y su gente, devolviéndole el orden...