Por MANUEL JABOISredaccion@elcolombiano.com.co
De la noticia de los niños separados de sus padres migrantes en la frontera de EE. UU., niños de entre dos y seis años encerrados en una suerte de jaula y cuyos gritos y llantos ha revelado ProPublica, es importante comprobar la distancia entre quienes lo justifican y a quienes espanta, y cómo se pretende seguir resolviendo esa distancia mediante el eufemismo de las “diferencias políticas”.
Los inmigrantes infestan las calles para Trump y los gitanos deben ser censados para Salvini: cada vez cuesta más distinguir si hablan de personas o de zombis. Es un discurso tan agresivo que, cuando se convierte en actos, se producen reacciones como las del policía que dice que esos llantos, los de unos críos...