Un amigo invitó a su compañero de trabajo a comer a su casa. Llegaron a las seis de la tarde y se sentaron en la sala. La esposa del anfitrión gritó desde la alcoba:
--¡No me he peinado, estoy sin maquillar, ando en piyama, no he lavado la loza, no he preparado la cena! ¿Para qué diablos trajiste a tu amigo a comer?
--¡Es que Felipe está pensando en casarse, mija!
Creo que si el presidente Iván Duque Márquez, hubiera escuchado el discurso del senador Ernesto Macías, antes de aceptar su candidatura, no se hubiera metido en esta aventura. Pero digo mal. Duque también era senador y conocía bien en qué berenjenal se iba a meter. Como buen hijo de antioqueño de Guadalupe, se remangó y se metió al agua, de manos de Álvaro Uribe Vélez, gallo espuelón...