Duelen, cuando cae la noche se reagrupan en pequeños combos, se acogen unos a otros, se suman, se convierten en uno, se calientan, agregan su afecto, su solidaridad los protege, sus rituales son otros, el ritmo es distinto, su situación de calle los hace diversos, contemplarlos a lo lejos conmueve, desde la comodidad del taxi que pasa veloz, apenas son una sombra furtiva, cada uno está ahí por circunstancias distintas. Mientras la luz se hace verde, encienden sus pipas de bazuco; a lo lejos se les ve atacar su hambre eterna con droga, no huyen, parecen pequeños animales asustados, muchos nos huyen, sus ojos ariscos no miran, deambulan en el vacío, los transeúntes les evaden, no siempre son amigables, ahí vienen, una manada, varias barras, aquella...