En un país tan violento y tan cargado de agresión como ha demostrado ser Colombia, Iván Duque sorprende por la ecuanimidad de su discurso.
El candidato del Centro Democrático no ofende, no injuria, no grita, no miente en sus discursos, debates y conferencias. Es un polemista respetuoso. Duque ha demostrado ser, durante esta intensa y larga campaña por la Presidencia de Colombia, un hombre ecuánime, preciso y mesurado, respetuoso de todos, amigos y enemigos; el candidato de la concordia.
Alguien que pretende sanar a Colombia. Algo completamente indispensable si queremos lograr un futuro mejor, en paz, con unión y colaboración entre nosotros, aunque haya desacuerdo y debate, como debe ser en una verdadera democracia, donde existe libertad de expresión...