El presidente Iván Duque se dejó encasillar muy pronto por los opinadores y los caricaturistas más críticos de su figura y su gestión: bisoño, niño, enanito, cantantico, ventrilocuo, farandulero, superfluo, mandadero. Y luego provino de la misma ciudadanía la sanción social y política por el anuncio de una reforma tributaria (“Ley de Financiamiento”) que golpeaba los ingresos y la calidad de vida de las clases medias. Se dejaba de lado una veintena de rentas e ingresos, con perfiles mucho más suntuarios y vinculados a rentistas y empresarios, que podían gravarse, y se daba el paso más fácil: hinchar el IVA de la canasta familiar.
La aceptación de Duque en las encuestas, que además había prometido en campaña no subir impuestos a las clases populares;...