En la vida nunca nos falta ese alguien a quien culpar. En la tradición Judeo-cristiana si no es el demonio es la mujer. En algunos casos es una conjura entre los dos. Una mezcla. Si nos ponemos a ver, a lo largo de los años de educación tradicional las lecciones de historia se basan más que todo en repetir como loros fechas y máximas en vez de reflexionar sobre hechos. Vemos las cosas siempre de un solo lado y fieles al melodrama sobre el que se basa nuestra cultura tenemos un culpable. Si no son los españoles, fueron los criollos y así. Pero desde siempre vemos las cosas con la etiqueta del bueno y el malo. La introspección y la reflexión derivada del análisis de otros puntos de vista de la historia rara vez se revisa.
Los chivos expiatorios...